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Pintura

 Pintura renacentista

El Renacimiento italiano creó una verdadera revolución en la pintura. Italia fue el foco principal del Renacimiento en todas sus manifestaciones, del siglo XV al XVI. La pintura del Quattrocento creó una nueva sensibilidad, totalmente ajena al gótico. Logra la sensación de espacio a través del uso metódico de la perspectiva lineal. Con el Humanismo, el hombre se sitúa en el centro de todas las cosas, y es la medida de referencia. La perspectiva debe entonces respetar las leyes físicas del mundo, y la relación entre luz y sombra en los cuerpos. La segunda fase del renacimiento italiano es el Cinquecento, en el que destacan los tres grandes nombres de la pintura renacentista: Leonardo da Vinci, Rafael y Miguel Ángel.


Máximos representantes


Leonardo da Vinci (15 de abril de 1452, Archiano, Italia - 02 de mayo 1519, Amboise, Francia) fue un polímata florentino del Renacimiento italiano. Fue a la vez pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, ​ artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista, sobre todo destaca su asimilación de novedades gráficas como los claroscuros o el esfumado. Se trata de un principio de perspectiva que da a las formas lejanas un aspecto más difuso y a las cercanas una imagen más nítida. El dibujo, como en toda la escuela florentina, prima sobre el color.




Rafael Sanzio, nació en la ciudad de Urbino en Italia, el día 6 de abril del año 1483, por su parte, destacó en la pintura religiosa y también en el retrato de nobles. De 1504 a 1508, pintó muchas Madonas. Basa su composición en el mensaje que desea transmitir, el amor maternal. También destaca sus Estancias del Vaticano, pinturas murales realizadas en los apartamentos del Papa Julio II. Falleció el 6 de abril de 1520 en Roma, a los 37 años.



Miguel Ángel, (Caprense, 6 de marzo de 1475, Roma - 18 de febrero de 1564) escultor, poeta y arquitecto, pintó en los frescos de la Capilla Sixtina una de las obras cumbres del Renacimiento. Representan numerosos episodios relatados en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento que realizó en un momento posterior de su vida. Esta obra maestra del Renacimiento es considerada como los frescos más famosos del mundo. Espasa Calpe. (2004). Historia del arte . España.




Pintura flamenca

En el siglo XVI, la reforma protestante provoca una progresiva separación entre las provincias meridionales, católicas, de las septentrionales, protestantes e iconoclastas, en las que se produce destrucción de pintura religiosa y la autonomía de géneros como el paisaje, el bodegón o la escena de género. Este proceso que culminó en el siglo XVII se inicia durante el renacimiento. En Bélgica se produce la paulatina decadencia de Brujas. Creció la Escuela de Amberes, con las obras de Quintín Metsys, que es el pintor que mejor refleja la influencia de Leonardo da Vinci.



Pintura holandesa

Las escuelas holandesas empiezan con Lucas van Leyden que se formó en el estilo de los flamencos italianistas. Poco después, la invasión del protestantismo disipó el verdadero ideal en la pintura holandesa y aunque sigue italianizante en el siglo XVI se limitan los asuntos a pintar las costumbres y paisajes del país.

Martin van Heemskerck fue uno de los principales retratistas, aunque también se dedicó a la pintura de historia. En Utrecht nació el retratista Antonio Moro, considerado creador de un tipo de retrato cortesano que se difundió por toda Europa. La organización democrática de Holanda dio lugar a que se realizarán los primeros retratos colectivos, en los que se destacará Frans Hals, de la ciudad de Haarlem. 

 

 

Pintura española

En España, por la cercanía con Italia, los modelos del Renacimiento italiano llegaron por la Corona de Aragón, difundiéndose más tarde a Castilla, donde prevalecía la influencia del gótico flamenco. Se habla de cierta resistencia española al estilo renacentista, que explica por la fidelidad a la pintura hispanoflamenca, los escasos pintores españoles que realmente viajaron a Italia y cierta desconfianza hacia unos modelos que se percibían como paganizantes.

A diferencia de Alemania o Italia, aquí había un fuerte poder centralizado, por lo que era escasa la iniciativa cultural y artística de los municipios. Los mecenas del Renacimiento español fueron la Corte, la Iglesia y la nobleza. La iglesia católica fue el más importante, de los mecenas, los temas fueran predominantemente religiosos. Sólo en las colecciones reales y en las de algún noble se podía ver otro tipo de pintura, generalmente obra de autores italianos. Espasa Calpe. (2004). Historia del arte . España.


Pintura alemana

En Alemania las formas del Renacimiento italiano llegan a principios del siglo XVI.

El pintor más destacado del Renacimiento alemán, y uno de los grandes maestros de la Pintura occidental fue Alberto Durero. Visitó Venecia donde conoció la obra de autores que fueron sus influencias más directas. Tras un viaje por los Países Bajos, adoptó ciertos rasgos de la pintura flamenca como el plegado de los paños. Inclinado al dibujo y a una realista representación de la naturaleza, destacó como grabador, uno de los mejores de todos los tiempos, usando la técnica de la xilografía y también la calcografía (grabados en cobre). Destaca toda su serie de autorretratos y el estudio de desnudo que hace en los muy clásicos Adán y Eva (1507) que se conservan en el Museo del Prado.

 


Pintura francesa

En Francia se inicia el renacimiento con autores de clara influencia flamenca, como Jean Bellegambe, que se inspira en los artistas de Amberes. En torno a las cortes de Francisco I y Enrique IV aparecen dos escuelas, Fontainebleau, que siguen modelos italianizantes.

Francisco I llamó a su corte a Leonardo da Vinci y Andrea del Sarto. Pero fueron artistas italianos posteriores los que dominaron la primera escuela de Fontainebleau. Muchas de estas decoraciones de Fontainebleau se divulgaron gracias a la labor de diversos grabadores, como el francés Jean Mignon.

En esta época alcanza gran esplendor el género del retrato, con Jean Clouet y su hijo Francois. El primero realiza lienzos mitológicos y retratos dibujados a lápiz, busca la caracterización social de sus modelos, aproximándose más a los modelos italianos y flamencos. A finales de siglo, recuperada cierta paz social tras las guerras de religión, el rey Enrique IV reemprende los grandes trabajos decorativos, naciendo así una segunda escuela de Fontainebleau que agrupa a los diversos artistas que trabajaron en el castillo.



La Gioconda, Leonardo da Vinci (1503)



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