Hugo Ball (1886-1927)
Hugo Ball fue un poeta, músico, filósofo, periodista, actor, dramaturgo y pianista de vodevil alemán nacido en Pirmasens el 22 de febrero de 1886. Junto al rumano Tristan Tzara, se le considera uno de los padres del dadaísmo, movimiento cultural que años después germinaría en el surrealismo, que fue calificado por algunos de antiarte y que alcanzaba para ellos la categoría de modo de vida, mediante el cual pretendían negar el orden establecido para abrir nuevos caminos artísticos todavía no explorados y producir nuevos enfoques. Se trata de un movimiento provocador y rompedor que surge en el mítico Cabaret Voltaire fundado por Hugo Ball en una taberna de Zúrich donde se reunía con Tzara.
Los eventos en el Cabaret Voltaire incluyeron actuaciones, bailes, exposiciones entre otros. Aunque Ball apoyó los objetivos educativos de la Galerie, estaba en desacuerdo con Tzara sobre su ambición de convertir a Dada en un movimiento internacional con una doctrina sistemática. Abandonó Zurich en mayo de 1917 y no volvió a participar activamente en las actividades de Dada.
Tristan Tzara (1896-1963)
Fue un escritor de origen rumano que se sintió fuertemente atraído por las ideas de Hugo Ball, y que acabó convirtiéndose en la referencia fundamental del dadaísmo literario. Escribió el que es considerado como verdadero primer manifiesto dadá, en el año 1918, así como los siguientes. En su conjunto fueron llamados los siete manifiestos dadaístas. Fue autor de obras como La primera aventura celeste del señor Antipirina (1916) y Veinticinco poemas (1919).
En París participó en tumultuosas actividades con André Breton, Philippe Soupault y Louis Aragon para sorprender al público y desintegrar las estructuras del lenguaje. Alrededor de 1930, cansado del nihilismo y la destrucción, se unió a sus amigos en las actividades más constructivas del surrealismo. Dedicó gran parte de su tiempo a la reconciliación del surrealismo y el marxismo y se unió al Partido Comunista en 1936 y al movimiento de resistencia francés durante la Segunda Guerra Mundial. Estos compromisos políticos lo acercaron a sus semejantes, y gradualmente se convirtió en un poeta lírico. Sus poemas revelaron la angustia de su alma, atrapada entre la revuelta y el asombro ante la tragedia diaria de la condición humana.
Marcel Duchamp (1887-1968)
Pintor y escultor francés. Reinterpretó el cubismo, interesándose más por introducir el movimiento, y lo puso en relación con el futurismo. En el dadaísmo se le reconoce como el creador del ready made. Se destacó por realizar interferencias sobre obras de arte consagradas, como por ejemplo, la intervención que hizo sobre la Gioconda de Leonardo Da Vinci.
En 1912 presentó su Desnudo bajando una escalera, n.º 2, obra personalísima en la que aunó elementos cubistas con futuristas y sus propias inquietudes sobre la representación del movimiento. La pintura fue rechazada por el Salón de los Independientes y tuvo que esperar un año para ser expuesta, esta vez en el Armory Show de Nueva York, donde fue recibida con tanto entusiasmo como sorpresa. Tras realizar unos pocos cuadros más, abandonó la pintura, en lo que iba a ser un giro permanente en su trayectoria. En 1913 inició los estudios preparatorios para la obra El gran vidrio, o la novia desnudada por sus pretendientes, una especie de síntesis entre pintura y escultura de radical originalidad.
Hans Jean Arp (1886–1966)
Escultor y pintor francés de origen alemán. Tras iniciar sus estudios de arte en su ciudad natal, Hans Arp se trasladó a Weimar y posteriormente a París, donde ingresó en la prestigiosa academia Julian. Entre 1912 y 1914 vivió en Munich y participó brevemente en el grupo expresionista Der blaue Reiter (El jinete azul), del que formaban parte pintores como Kandinsky, Franz Marc y Paul Klee, entre otros. Durante la Primera Guerra Mundial se exilió voluntariamente en Basilea, donde fue uno de los fundadores del movimiento Dadá y elaboró sus primeros relieves policromados, tal vez sus piezas más célebres. En la década de 1920, nuevamente establecido en París, Jean Arp mantuvo estrechos contactos con los surrealistas, cuya influencia se vio reflejada en su obra.
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